Capitulo 25 segunda parte

Lo primero que sentí fue el ardor en mi sangre que unos segundos despúes paso a ser frío.

Grité, dolía, dolía como si alguien hubiera roto cada hueso de mi cuerpo y no contento con eso también me hubiera prendido fuego.

Volvi a chillar ¿Qué más podía hacer realmente? Sabía lo que estaba pasando.

Me estaba convirtiendo....

Un destino aún peor que la muerte.El tiempo perdió significado hasta que lo sentí.

El último latido.

Lentamente el dolor descendió hasta que desapareció completamente. Temerosa movi una muñeca, al no sentir nada abri los ojos.



Me encontraba sobre una cama, en una habitación de aspecto sobrio y elegante. ¿Dondé estaba? entonces lo recorde.

Los cortes, la sangre. Los colmillos de Alec clavandose en mi piel.

Quize reaccionar pero no pude, la sed me tenía presa.



-Por fin despertaste tu conversión duro más de lo usual, Aro querrá verte aunque antes deberías beber esto-Dijo una hermosa chica de ojos violetas entregandome una copa, mi primer impulso fue arrojarle la copa ensima, pero la sed acabo con mi autocontrol y me abalance sobre ella tomando la sangre desesperadamente.



-Más-Gruñi, ella asintio con la cabeza antes de salir.



En el tiempo que estuve sola pude reaccionar, las emociones me embargaron dejandome en alguna especie de trance.

Culpa, no debí de haber tomado esa sangre.

Tristeza: Ahora que los recuerdos habían vuelto extrañaba a mi gemela, ese sentimiento fue el que me llevo al siguiente

Odio, hacia Alec, ¡Todo esto era culpa de Alec!

Venganza, Pero el lo pagaría, lo pagaría muy caro.



Si bien, aún seguía algo aturdida la sangre me había calmado un poco, logrando que pudiera idear un plan. Tenía que salir de aqui ¡Ahora!

Abri la puerta justo al momento que alguien más lo hacia, choque contra Alec.

No me tomo ni más de un segundo pensarlo, lo tumbe al suelo con mi fuerza de néofita y sali por la puerta.

Yo contaba con mi fuerza pero Alec con su don...

Y él se encargo de recordarmelo, era extraño como verte envuelto en alguna especie de niebla, no podía moverme, oír e incluso respirar. Por suerte para mi lo último ya no era necesario.

Pero si me pertio sentir, unos dedos helados se posaron en mi cuello.

Mis sentidos regresaron, aún así estaba cautiva.



-Regresa a tu habitación Jane-Ordenó distante.



-¿Mía? ¡Yo no pertenesco aquí! ¡Y menos a ti!-Le di un empujón, pero Alec apreso mis muñecas. Impulse mi rodilla dispuesta a golpearlo, pero el previniendo mi movimiento me doblo en un ángulo extraño.



-No ganarás contra mi, ahora haz lo que te ordene-Y tenía razón sería practicament eimposible ganarle. Alec tenía siglos de experiencia en lucha, el era ágil yo solo tenía fuerza bruta...

Y un don me recorde.



-No lo intentes, antes de que puedas hacerlo ya te abre bloqueado-Advirtio adivinando mi sonrisa.



-¡Asqueroso hijo de....!-Me interrumpio poniendo una mano sobre mi boca. Con indiferencia coloco una mano bajo mis rodillas y me levanto en vuelo. Antes de que pudiera exigirle que me devolviera al suelo ya me encontraba en la habitación.



-No te molestes en intentan abrir la puerta, no podrás-Dijo antes de salir.

Alec dijo que no podía abrirla, pero mi intención era más bien romperla.

Patee fuertemente sin obtener resultados. Bien no mentia.

Busque alguna posible salida, pero la única ventana se encontraba enrejada con el mismo material que la puerta.

-Los maestros quieren verte-Indico un vampiro entrando a la habitación, por un segundo pense en negarme, rechaze la idea casi al instante con un suspiro me puse de pie.

Caminamos atravez de lujosos pasillos, doblamos hasta entrar a un gran salón. Era momento de conocer a las perosnas que habían arruinado mi vida

Con resignación entre al cuarto.